Los biomarcadores son la última tecnología que acogerán las ediciones de los seguros de salud que están por llegar. En la próxima década, los seguros de salud tendrán en cuenta las condiciones de salud de los asegurados gracias a tecnologías wearables.
Dispositivos sensores colocados en gafas, en pulseras, en relojes de muñeca, en camisetas, en cinturones, en infinidad de aplicaciones prácticas con las que los servicios de salud y las entidades médicas podrán controlar las constantes vitales de las personas.
Una información que también estará disponible, bajo determinadas condiciones, al servicio de los seguros de salud. Una compañía de seguros podrá saber cómo bonificar a sus clientes, como mejorar sus seguros de salud, por ejemplo, cuando el titular de la póliza han decidido revisarse la vista. Así, un conductor con mejor visión al volante podrá mejorar su póliza de seguro de coche, porque habrá completado una mejora de salud personal comprobable. ¿En tiempo real?. Casi.
Aplicaciones más limitadas
En la actualidad los biomarcadores ofrecen aplicaciones más limitadas. Monitorizan determinadas constantes vitales y alertan al centro de control del que depende el seguimiento. Se trata de medicina preventiva. Pero el futuro que se le augura a estos dispositivos es increíble y positivamente inevitable. Sólo hay que ver lo que están haciendo los laboratorios de algunas empresas tecnológicas y de comunicación para ver el futuro de estas wearables.
Los seguros incluso podrán tener los datos de una persona a lo largo del tiempo y cotejarlos para comprobar su evolución. Pero, ojo, estos datos personales registrados por dispositivos móviles como los smartphones nunca los podrán conocer terceros si el particular no los cede a los servicios de salud o a las compañías de seguros expresamente. Ésa es una de las salvaguardias fundamentales de este sistema preventivo y de información de salud. Una marca roja que nunca se traspasará.