Los especialistas de las aseguradoras estudian muy de cerca y desde hace tiempo cada uno de los impactos previsibles de las nuevas tecnologías de seguridad en los costos, precios y coberturas de los seguros de automóviles y en otros vehículos industriales.
La tendencia de la tecnología de la automoción ha tomado una dirección ultratecnológica en la que se valora la automatización de la conducción, con sistemas de alertas en los coches y en las vías de circulación, todo, para alcanzar un desarrollo último, para llegar a la conducción automática sin conductor.
Un análisis instintivo invita a pensar que esas tecnologías superiores acabarán con los accidentes de tráfico y, por extensión, permitirían sustanciales rebajas en los costos de los seguros de coche hasta dejarlos en niveles irrisorios.
Pero es pura teoría. Los especialistas de las aseguradoras no lo ven así, creen que los seguros de coches se adaptaran a nuevas formas de protección en la que empezarán a jugar otras variables.
Una de ellas es la que contempla primas por la incorporación o no de esa tecnología a los vehículos, que, al menos en los primeros momentos, sólo estará disponible para automóviles de alta gama.
Los expertos creen que también habrá que tener en cuenta los fallos de esa tecnología de seguridad, algo que podemos comprender cuando pensamos en cómo influye el factor humano en los sistemas de transporte. Algo que forma parte de la experiencia de uso de cualquiera, las de ahora y las del futuro.
Y una variable más es la que contempla hasta el alcance de esa tecnología de la automatización de la conducción y de la seguridad al volante, a dónde llegará esa asistencia tecnológica con dispositivos de respuesta en carretera. ¿A toda la red? No es probable. Los conductores que elijan vías asistidas tendrán primas más bajas que los que no. Y si no, al tiempo.